lunes, 5 de marzo de 2018

Un misterio que pudo ser grotesco


Jesús Preso, obra de Ramón Mateu Montesinos en 1943

Tiempo de Cuaresma (XX)
Un misterio que pudo ser grotesco

Componer un paso de misterio, entendido este como el pasaje de la pasión representado por varias figuras, ha sido una constante en las iniciativas de las cofradías de Jaén en las últimas décadas, pero la realidad es que no ha sido hasta hace poco cuando al final han llegado casi todos los misterios. Otros se quedaron en una nebulosa y no pasaron de proyectos. Y más vale que así fuera en algunos casos. Digo esto por la idea que tuvo en 1969 la Congregación de la Vera Cruz, que pretendió hacer un misterio del prendimiento aprovechando la serena imagen de Jesús Preso que había tallado Ramón Mateu y los tres sayones que se habían salvado de la guerra civil.
La idea le fue trasladada al imaginero que por entonces tenía pendiente la transformación del paso de la Oración en el Huerto, el sevillano Juan Abascal Fuentes. La Congregación, según se desprende de la correspondencia mantenida con el escultor, pretendía que Abascal alterara las proporciones y atuendos de los sayones para aproximarlos a las medidas de Jesús Preso y componer el paso de misterio.
Abascal se negó a ello y argumentó su rechazo de varias maneras, la primera al afirmar que "de ninguna forma creo que deba intentar procesionarla (sic) junto con el Jesús de Mateu". Es más, el sevillano aseguraba que "nunca formaría un grupo, pues el concepto estilístico de esta Imagen (sic) es totalmente opuesto al de los sayones". Y remata Abascal: "Y faltando esta unidad de concepto el grupo resultaría grotesco y un fracaso seguro".
Juan Abascal acabó restaurando los sayones, "pertenecientes a la escuela de Imaginería española de los siglos XVII y XVIII", según su criterio. Para ello pasó un presupuesto de 36.000 pesetas, a razón de 12.000 por cada imagen, en el que limitaba su trabajo al "reajuste de ensambles, reposición de trozos en la talla y restauración asimismo de la policromía". Abascal estaba convencido que las tres piezas, después de una cuidada restauración "nunca transformación", matiza, tenían valor suficiente como para engrosar el tesoro artístico de la cofradía, e incluso va más lejos al proponerle al entonces gobernador de la misma, Angel Muñoz Maldonado, que las cedieran en depósito al Museo de Bellas Artes de Jaén para su exposición pública.

Antiguos sayones de la Vera Cruz. El de la izquierda fue
utilizado durante años en el paso de Jesús de la Caída
de la Cofradía de la Clemencia
(Foto Roselló)

Poncio Pilato, la tercera imagen salvada
de la guerra civil
(Foto Roselló)

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