viernes, 16 de marzo de 2018

Cuando también los pasos se reciclaban


Nuestro Padre Jesús, en el antiguo paso de la Virgen de los Dolores, por la calle Almendros Aguilar

Tiempo de Cuaresma (XXXI)
Cuando también los pasos se reciclaban

Si hubo un tiempo en que los préstamos de enseres entre cofradías eran habituales, sobre todo con las que daban sus primeros pasos, como ocurrió con la de la Expiración y la recién fundada de los Estudiantes, no es menos cierto que también ha habido casos en que los préstamos han ido más allá y se han convertido en cesiones o ventas, sobre todo de pasos en desuso. Desde luego, eran otros tiempos. Ahora, cualquier canastilla sería puesta en almoneda, pero no ocurría así hace medio siglo. Entonces, o el canasto desechado pasaba de un titular de la cofradía a otro, como la ropa usada pasaba de los hermanos mayores a los más pequeños, o se echaban fuera de algún modo. Claro que también se dieron casos de canastos eternamente "aparcados" en las naves de la Agrupación de Cofradías, sin hermandad que los utilizara.
De la primera fórmula hay varios ejemplos en las cofradías de Jaén. Tal vez el más significativo hay que buscarlo en la Cofradía de la Expiración, cuyo paso de Cristo pasó, al ser sustituido, a convertirse en el paso de San Juan.
La Virgen de las Lágrimas utilizó la vieja canastilla desde 1960 a 1981
Otra cuestión es la cesión o venta de los pasos a cofradías de la misma ciudad de Jaén. De esta segunda fórmula, el caso más conocido y claro fue el del viejo paso de la Virgen de los Dolores, de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, que fue construido en 1867 para la Dolorosa y más tarde, entre 1940 y 1948,  pasó a Nuestro Padre Jesús hasta que Juan Pérez Calvo construyó el actual. En ese momento, el paso decimonónico volvió a la Virgen de los Dolores, a la espera de que le fuese realizado uno de orfebrería, según los nuevos usos.
El canasto en cuestión no acabó sus días con la realización de ese nuevo paso, que por cierto era casi una réplica en metal del antiguo, sino que acabó convirtiéndose en el paso de Nuestra Señora de las Lágrimas, aprovechando que la Cofradía de los Estudiantes abandonaba el Real Monasterio de Santa Clara y ya, sin el corsé de la puerta del cenobio, podía pensar en dotar a la Virgen de un paso de tamaño normal en el que pudiera ser incorporado el palio que la Virgen de los Clavitos merecía.
El viejo canasto de la Virgen de los Dolores, de madera maciza y pesadísimo para los costaleros, que por entonces eran profesionales, acabó siendo adaptado a un chasis de ruedas casi antediluviano que la Cofradía de la Buena Muerte le regaló a la de los Estudiantes después de retirárselo al paso de la Virgen de las Angustias, al que habían dotado de un chasis más moderno.
Aquel viejo chasis, que se vencía hacia la izquierda, aguantó hasta 1982, cuando la Cofradía de los Estudiantes, ya en la Merced, retiró las ruedas y encargó una parihuela nueva para el paso de palio, que aquel año volvió a hombros de costaleros, todos ellos hermanos de la cofradía.
Pero no vaya a pensarse que ahí acabó la historia del trono reciclado. En absoluto. El viejo paso aún daría servicio a la Agrupación de Cofradías, por entonces responsable de organizar la procesión de la Resurrección. Así las cosas, el paso fue utilizado durante algunos años más por la imagen de Jesús Resucitado, hasta que la cofradía fundada en 1986 para darle culto pudo transformarlo primero, y sustituirlo, después.

© José L. García


La Virgen de los Dolores, en su paso. La canastilla es la antigua, el segundo
cuerpo ya antecede al paso de orfebrería. Obsévese el refuerzo de algo
parecido a los costaleros por fuera, dado el enorme peso de la estructura

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