sábado, 10 de marzo de 2018

En busca del barroco a lomos de burra

Primer misterio de la Cofradía de la Mulica. Fue sustituido en 1960.
(Foto de Eduardo García Jódar)

Tiempo de Cuaresma (XXV)
En busca del barroco a lomos de burra

Si la Semana Santa es puro barroco, al menos en Andalucía, uno de los más singulares exponentes que Jaén ha tenido en la búsqueda de esa identidad ha sido la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, la Cofradía de la Mulica para los jiennenses que ya tenemos una cierta edad. Y es así porque mientras otras, como la de la Vera Cruz, se debatieron tras la guerra civil en la búsqueda de unos titulares que sustituyeran a los destruidos, la de la Entrada de Jesús en Jerusalén se ha distinguido por ir evolucionando en sus titulares hasta encontrar un modelo ajustado a los cánones más comunmente aceptados. De tal manera, la cofradía del Domingo de Ramos pasó en muy poco más de medio siglo a encadenar tres titulares, cuya sucesión habría que buscar tanto en la calidad artística de los mismos como en el gusto del momento.
La imagen de Jesús en su entrada en Jerusalén que talló
Jacinto Higueras Cátedra nunca acabó de cuajar
Así, se pasó del primer Señor de la Mulica, de escasa calidad y hecho en serie en un taller de Madrid, al que diez años más tarde, en 1960, talló Jacinto Higueras Cátedra; y en 2002, al actual, de Antonio Joaquín Dubé de Luque. Unos cambios estos que han dejado para la historia de la imaginería de Jaén un damnificado principal, el propio Jacinto Higueras Cátedra, hijo del reconocido Jacinto Higueras Fuentes, autor del Cristo de la Buena Muerte, cuya biografía acabó por desaparecer de los anales de las cofradías jiennenses como lo hizo la de Josefina Cuesta o la de Jiménez Martos.
Higueras Cátedra (1914-2009) había hecho la imagen en 1960 siguiendo unos cánones modernos, demasiado modernos para el gusto general, lo que no impidió que recibiera culto durante más de cuarenta años en la iglesia de Belén y San Roque, segunda sede de la cofradía tras su fundación en el convento de las Bernardas, y que incluso tuviera sus devotos. Pero en las cofradías suelen pasar cosas de este tipo, y no sólo en Jaén. Ejemplos hay, incluso en la mimetizada Sevilla, de cambios por menores motivos, y a las hermandades de las Cigarreras o la Trinidad me remito.
El caso es que la talla de Higueras Cátedra nunca llegó a formar un misterio estéticamente correcto, pues las figuras secundarias seguían siendo las de cartón piedra del paso fundacional. E incluso alguna de ellas continuó en el misterio de Dubé de Luque hasta que su hijo Antonio Jesús Dubé Herdugo realizó las figuras secundarias, todas ellas ajustadas al barroquismo imperante.
Y como toda obra oculta una intrahistoria que roza la anécdota, también la de la Borriquilla la tuvo, y no fue banal. Y digo la Borriquilla con pleno conocimiento de causa, porque cuando le fue encargada la imagen titular, Antonio Dubé llevaba ya muchas imágenes a las espaldas... pero ninguna borrica, lo que le supuso un reto importante que siempre subrayó, porque ese iba a ser su primer animal. Y aseguró que también el último.

© José L. García

Antonio J. Dubé de Luque realizó en 2002 el nuevo titular de la cofradía.
En la imagen, el Señor y la borroquita en el taller sevillano del escultor,
en los días previos a su entrega a la hermandad jiennense


No hay comentarios:

Publicar un comentario

De capataz a capataz

Algunos, bastantes, de mis años cofrades jiennenses los he dedicado a la función de fabricano, lo que en el resto de Andalucía hubiera si...