miércoles, 7 de marzo de 2018

Toldos de coraje para proteger el Lunes Santo

Colocar el toldo salvador requería de mucha destreza y, a veces , hasta riesgo

Tiempo de Cuaresma (XXII)
Toldos de coraje para proteger el Lunes Santo

Cuando la Cofradía de los Estudiantes decidió establecerse en el Real Monasterio de Santa Clara, al que por otra parte no le era posible renunciar por ser la sede del Cristo de las Misericordias, pocos de los cofrades de entonces podían sospechar los ímprobos trabajos que les esperaban hasta que pudieran poner la cofradía en la calle Y así año tras año. Una iglesia elevada y separada del patio por escalones no era precisamente un emplazamiento ideal, como tampoco lo era el estrecho compás cubierto, que la puerta fuera de salida fuera estrecha y baja o que el patio no tuviera protección alguna en caso de lluvia. 
Nada facilitaba las cosas, pero tampoco nada era capaz de frenar la iniciativa y el coraje de aquel grupo de jóvenes, decididos como estaban a sacar una nueva cofradía a las calles de Jaén. Y como más vale maña que fuerza, pronto se buscaron alternativas y soluciones a cada uno de los problemas que pudieran ir planteándose. Si el principal problema era el patio, se recurrió a la colocación de un enorme toldo que garantizara la seguridad de los titulares y de los pasos en caso de lluvia; si la puerta del monasterio era baja para que por ella saliera la imagen del Cristo del Bambú, se buscó el modo poderlo tumbar hasta que estuviera en la calle -lo mismo que luego se haría cuando la cofradía llegó a la iglesia de Belén y San Roque-, y si la Virgen de las Lágrimas tampoco podía salir por la angosta puerta debido a la escasa altura de ésta, pues el paso se acababa de montar en la calle. Pero esa es otra historia que merece un capítulo aparte uno de estos días.
Las imágenes que acompañan estas líneas con sabor a historia son suficientemente ilustrativas. Arriba, varios miembros de la Junta de Gobierno de la cofradía se afanan en colocar el gran toldo protector, para lo que tanto era preciso fijarlo a los muros del monasterio como a la palmera y al ciprés que presidían el patio, ambos desaparecidos en la actualidad.
En la imagen inferior, el paso del Cristo de las Misericordias bajo el toldo ya colocado, en los instantes previos al inicio de la procesión el Lunes Santo. Puede apreciarse cómo el Crucificado ya está sujeto con una pértiga para garantizar su estabilidad hasta poderlo izar cuando ya estuviera en la calle.
Alguien me dijo hace poco que a cuantos han llegado a las cofradías en los momentos de esplendor no le interesan historias antiguas y, si se quiere, románticas como esta. Pero tengan ellos la seguridad de que si están donde están ahora no es por su solo mérito, sino también porque a quienes estuvieron antes que ellos no les faltaron ni ganas, ni devoción ni agallas con las que sortear imponderables que, de otra manera, hubieran puesto en riesgo la pervivencia de las propias cofradías.


El Cristo de las Misericordias, a punto de salir el Lunes Santo desde el
Real Monasterio de Santa Clara. El trono es el último que tuvo antes
de que Canales hiciera el suyo

1 comentario:

  1. No son historia de viaje ni de romanticismo. Son HÉROES que lograron una ilusión con esfuerzo y creyendo en lo que hacían.

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