martes, 6 de marzo de 2018

El último vestigio de una época dorada

El paso del Cristo de la Clemencia ya ha sido alterado en su diseño original

Tiempo de cuaresma (XXI)
El último vestigio de una época dorada

Tras la llegada a Jaén de los nuevos pasos de Nuestro Padre Jesús y del Cristo de la Vera Cruz, ambas obras de los talleres sevillanos, las cofradías jiennenses se vieron de alguna manera impelidas a renovar las canastillas de sus titulares, por entonces muy pobres o maltrechas, o ambas cosas a la vez. Fue así como surgieron en Jaén dos talleres capaces de construir nuevos tronos que compitieran, en la medida de sus posibilidades, con aquéllos llegados desde Sevilla. Uno de esos talleres fue el de los Castillo, el otro el de Antonio Canales Rubio, cuyo "bautizo" en este campo artístico fue nada más y nada menos que el paso del Cristo de las Misericordias, de la Cofradía de los Estudiantes, el mejor salido de sus manos y, sin duda, de todos los que se construyeron en Jaén por entonces. Tanto fue así que la valiente talla de Canales acabó siendo dorada en Sevilla por el mejor artista de la época, Antonio Sánchez González.
Contrato entre Antonio Canales y la Cofradía de la
Clemencia para la realización del trono del Cristo

Que el paso del Cristo de las Misericordias marcó una época no es discutible, como no lo es que de aquella "escuela de talla jiennense" sólo queda una muestra más o menos completa, aunque retocada. Lo demás, incluido el paso de los Estudiantes, ha sido o bien suprimido o trastrocado de tal manera que ya no es ni su sombra.
La muestra a la que me refiero no es otra que el paso del Cristo de la Clemencia, la última obra de Canales en Jaén antes de emigrar a Barcelona. El paso, estrenado en 1965, fue consecuencia directa del éxito que tuvo el del Cristo de las Misericordias (1960), al que siguieron el del Calvario de la Hermandad del Santo Sepulcro (1962) y el del Cristo Yacente de la Cofradía de la Soledad (1963).
De hecho, hasta tal punto fue consecuencia el uno del otro que, según recordaba el propio Antonio Canales, los contratos eran casi idénticos.
El paso costó cien mil pesetas, de las que, al igual que hizo con los Estudiantes, Canales recibió un anticipo de doce mil. El resto fue abonado entre agosto de 1964 y el momento de la entrega, en marzo de 1965, en ocho pagos mensuales de diez mil pesetas y un último de ocho mil. Al final, ambos pasos costaron lo mismo, ya que Canales fijó el precio del de los Estudiantes en noventa mil pesetas y luego pidió "por mejora" treinta mil más, que quedaron en diez mil tras una delicada negociación en la que probablemente mucho tuvo que ver que el propio Canales formaba parte de la cofradía como mayordomo.
Según las estipulaciones del contrato con la cofradía de la Clemencia, "el trono comprenderá lo siguiente: Se realizará en madera de pino, tallada, estilo barroco, dorado en oro metal y policromado en algunas partes, sin instalación eléctrica ni los Angeles que aparecen en el diseño que ha sido confeccionado por dicho Sr. Canales y que obra en poder de éste".
Curiosamente, el contrato, firmado por el artista y el gobernador de la Cofradía de la Clemencia, Rafael Espejo Tortosa,  tiene fecha del 5 de agosto de 1964, momento en que Canales ya debería haber cobrado las primeras veintidós mil pesetas que señala el documento.



Paso del Cristo de la Clemencia antes de ser ligeramente reformado

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De capataz a capataz

Algunos, bastantes, de mis años cofrades jiennenses los he dedicado a la función de fabricano, lo que en el resto de Andalucía hubiera si...