sábado, 17 de marzo de 2018

Medio siglo para las Siete Palabras


Luis Alvarez Duarte realizó la Virgen de las Siete Palabras en 1995
Tiempo de cuaresma (XXXII)
Medio siglo para las Siete Palabras

La Virgen de las Siete Palabras de Jacinto
Higueras, antes de su reforma por Abascal
En julio de 1940, un incendio fortuito acabó convirtiéndose en el detonante de una larga indefinición que durante cincuenta y cinco años mantuvo a la Cofradía de la Expiración en busca de una imagen de Dolorosa que fuese del agrado general y no dejara resquicio alguno para nuevos contrastes de pareceres y los consiguientes cambios.
Y es que desde 1940, año en que la cofradía recibió en propiedad la imagen de Dolorosa que hasta el momento había utilizado cada Jueves Santo en calidad de préstamo, y hasta 1995, año en que Luis Alvarez Duarte entrega la talla actual, se sucedieron los cambios de Dolorosa, sin que se tenga muy seguro si cada cambio suponía el estreno de una imagen nueva o la reforma de la anterior, extremo en el que las crónicas no terminan de ser demasiado claras.
El primer episodio, como quedó dicho más arriba, acaeció en julio de 1940, al declararse en la iglesia un incendio fortuito que afectó las manos y el rostro de la Virgen de las Siete Palabras que la cofradía acababa de recibir en propiedad tras sacarla siempre de prestado. El accidente acabó poniendo la talla en manos de Jacinto Higueras Fuentes para que la restaurara, pues el repaso que le habían dado en Jaén tras el siniestro no la había dejado bien. 
Higueras devolvió la imagen supuestamente restaurada el 15 de marzo de 1944, sin que el resultado final fuese del agrado de la Junta de Gobierno de la cofradía, que no vio en ella una imagen barroca al estilo de Andalucía, sino más bien castellana. Tres años más tarde, el propio Jacinto Higueras volvió al tocarla para oscurecerle la policromía del rostro, en el que dijo que había querido representar el de su propia madre.
Nuestra Señora de las Siete Palabras de Higueras tras la reforma
a que la sometió Juan Abascal en 1963
A partir de ese momento se abrió un paréntesis cuyo siguiente capítulo se escribió en 1963, año en que la Junta de Gobierno acuerda enviar la imagen a Sevilla para que el escultor Juan Abascal Fuentes, que había restaurado el Cristo de la Expiración, la reformara. El encargo no gustó a Abascal, ya que suponía tocar la imagen de otro escultor, pese a lo cual aceptó el encargo. El resultado fue una especie de mezcla entre lo castellano y lo andaluz que tampoco acabó de agradar a todo el mundo y que, a la larga, abriría la puerta a un nuevo cambio de Dolorosa.
Este cambio llegó en 1981, año en que la Junta de Gobierno decide sustituir la imagen de Higueras reformada por Abascal por una Dolorosa del siglo XVIII que recibió culto en el convento de San Clemente y era conocida por haber participado, entre otros, en el "calvario" que la Vera Cruz sacó en 1941 con el Cristo de las Misericordias y la imagen de San Juan Evangelista que poco después se incorporó al paso de la Virgen del Mayor Dolor, de la Cofradía de la Clemencia. Años más tarde, la Dolorosa fue adquirida por Rafael Ortega Sagrista, que acabó por cederla a la Cofradía de la Expiración, según el documento firmado al efecto el 1 de marzo de 1982 entre el propietario de la imagen y la cofradía.
Las cosas parecían haberse decantado ya por entonces. Pero no fue así. También aquella Dolorosa de las Siete Palabras originó un debate que concluyó el 3 de marzo de 1995, cuando tuvo lugar la bendición de una nueva Dolorosa, obra del sevillano Luis Alvarez Duarte, que desde entonces acompaña al Cristo de la Expiración en la estación de penitencia del Jueves Santo.

© José L. García

La Dolorosa donada por Rafael Ortega Sagrista permaneció
como titular de la cofradía entre 1981 y 1995


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