martes, 20 de marzo de 2018

El discípulo agraviado


San Juan Evangelista, cuando iba en su paso propio

Tiempo de Cuaresma (XXXV)
El discípulo agraviado

La persecución que por causas distintas ha tenido la imagen solitaria de San Juan en la Semana Santa de Jaén tiene una excepción en el San Juan de la Congregación del Santo Sepulcro; eso, siempre y cuando se considere que su actual ubicación, en el paso del Calvario, no obedece a las mismas razones que relegaron a los demás, bien la estética moderna o la economía de costaleros, como ya hemos visto sobradamente en este blog durante la Cuaresma. Pero eso tampoco es cierto, porque si esta magnífica talla de San Juan ha terminado en el paso de misterio no ha sido precisamente por una razón catequética.
San Juan, antes de ser restaurado y
policromado por Abascal (Foto Roselló)
Lo cierto es que, aun contando con su ubicación en el paso del Calvario, San Juan ha acabado perdiendo gran parte de su personalidad y, lo que es más grave, buena parte de la atención que provocaba en el sencillo paso en el que procesionaba en solitario.
Si eso puede considerarse un agravio, será uno más de los que ha soportado esta talla a lo largo de los siglos. El primero, el propio desconocimiento de su autor, pues si los ladrones, dimas y Gestas, son de finales del siglo XVI, obra de Sebastián de Solís, como se mantiene sin documentación que lo sustente, San Juan es de su taller, pero no de su mano, ya que se trata de una talla más blanda. ¿Pudo ser obra del hermano de Sebastián, Francisco de Solís? Es posible, pues ambos trabajaron en el anterior retablo de la Catedral, cuya imaginería se conserva en el actual. La duda sólo la despejarán documentos. Todo lo demás es pura especulación.
Juan Abascal firmó al pie de la imagen tras restaurarla y policromarla
Y contando con este primer agravio, cabe decir que la imagen de San Juan ha soportado, lo mismo que los dos ladrones, la agresión de manos poco expertas. Pues si los ladrones fueron policromados hacia el primer tercio del siglo pasado como si hubieran regresado de unas vacaciones en la playa, demasiado oscuros, la imagen de San Juan fue pintada en tonos blanco y verde para justificar la creación de la denominada Sección Sanjuanista. El resultado fue la pérdida de la policromía antigua. Porque la que hoy presenta es fruto de la restauración integral a que fue sometido en 1962 por el escultor sevillano Juan Abascal Fuentes, que tantos trabajos de restauración y de obra nueva hizo para la ciudad de Jaén. Aquella restauración pretendía que San Juan "luzca en todo su esplendor y con el rango artístico que le corresponde". Para ello, Abascal se comprometía a realizar la restauración "fundamentalmente dirigida a dotar a la imagen del dorado y estofado propios de la época, el que se hará (sic) dando a la túnica color blanco y al manto verde, sobre fondo de oro fino en el que irán los dibujos de estilo barroco que el artista estime conveniente". O sea, que ni siquiera se buscaron los antiguos. Tras el trabajo, el escultor firmó al pie de la talla "Me restauró y policromó Juan Abascal Sevilla 1962"
Abascal cobró doce mil quinientas pesetas por repolicromar la imagen, a la que el contrato entre ambas partes -cosas de la época-, considera "talla del siglo XVII y de escuela montañesina".

© José L. García
San Juan tras la restauración de 1962
(Foto Roselló)

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