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Primera fotografía de la Virgen de las Lágrimas, obra de Jaime Roselló. Impresa como estampa, sirvió para ilustrar la portada del número 49 de la revista Paisaje, en marzo de 1948 |
Tiempo de Cuaresma (I)
La Virgen de las Lágrimas
cumple 70 años
El 22 de marzo de 1948,
hace ahora siete décadas, las puertas del Real Monasterio de Santa
Clara de Jaén se abrían de nuevo para que desde allí iniciara su itinerario
procesional la Cofradía de los Estudiantes. Era la segunda vez que
lo hacían para que por ellas saliera la recién fundada corporación
de Lunes Santo, pero al mismo tiempo era el día en que los
jiennenses podían disfrutar por primera vez del nuevo rostro de la
Virgen de las Lágrimas. Y no porque no lo hubieran hecho el año
anterior, sino porque ese 22 de marzo la que sorprendía con su
presencia por las calles de Jaén no era la misma talla que lo había
hecho el 31 de marzo -prestada a la cofradía con tal motivo-, sino la
que a partir de entonces sería la imagen mariana titular de
cofradía, llegada a Jaén poco antes, tras ser adquirida a su autor,
el cordobés Juan Martínez Cerrillo (1910-1989).
La talla había sido
realizada en Córdoba entre 1936 y 1939 y en aquella ciudad llegó a
ser titular de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Calvario, bajo la advocación de
Nuestra Señora del Mayor Dolor y Esperanza, cuya bendición fue llevada a cabo el 11 de febrero de 1940 en la parroquia de San Lorenzo. Sin embargo, pese al gran fervor que despertó, cuestiones
ajenas al aspecto cultual acabaron por devolverla al taller de su
autor, donde fue adquirida el 5 de octubre de 1947 por la Cofradía
de los Estudiantes de Jaén, representada en aquel acto por Pedro
Villar Prats y Rafael Ortega Sagrista. Costó tres mil pesetas, de
las que en el momento de retirarla se abonaron mil quinientas. El
resto fue pagado a plazos de quinientas pesetas en diciembre, de 1947
y febrero y marzo de 1948.
Llegada a Jaén, la imagen
provocó tal admiración que poco tardó en ser portada del número 49 de la
revista Paisaje, apenas unos días antes de que por primera vez
saliera en procesión desde el Real Monasterio de Santa Clara.
Desde allí lo hizo en 22
de marzo como Nuestra Señora de las Lágrimas. Todo era prestado: el
paso, los candelabros, la ropa, el manto, la corona... Y las
dificultades no eran pocas, pues la pequeña puerta de Santa Clara
obligaba a sacar a la imagen en una especie de andas que luego se
incorporaban al paso, ya en la calle.
Todo era ilusión, una
ilusión mantenida y acrecentada día a día, que empezó justo hace
ahora setenta años.
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Nuestra Señora de las Lágrimas, ya en el paso, dispuesta para su primera salida procesional, el 22 de marzo de 1948 |
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