martes, 20 de febrero de 2018

Sebastián Santos, la Vera Cruz y Jaén

La Virgen de los Dolores, en 1990. En 1960, Sebastián
Santos le hizo unas manos nuevas y le repasó el rostro

Tiempo de Cuaresma (VII)
Sebastián Santos, la Vera Cruz y Jaén

A mediados del siglo pasado, algunas cofradías jiennenses habían establecido una sólida relación con los talleres de arte sacro sevillanos, fruto de la que salieron trabajos de distinta índole, desde la construcción y el dorado de pasos a la hechura de nuevas tallas procesionales, pasando por alguna restauración más o menos documentada. Una de estas cofradías fue la de la Vera Cruz, cuyos responsables, con Angel Muñoz Maldonado a la cabeza, sostuvieron una singular relación con el taller de Antonio Sánchez González, entonces en la calle Pureza y luego en Fabié, y no precisamente por su cualificado carácter de dorador, sino porque en aquel entonces Antonio Sánchez era algo parecido a un contratista que recibía los encargos y proponía al artista que debía realizarlos, siempre y cuando no fuera la construcción o el dorado de un paso, trabajo que corría por cuenta suya y de su amplio taller. Claro que en el ámbito de su taller no sólo estaban los tallistas, sino una suerte de artistas que "le trabajaban". Y no es algo nuevo, pues imagineros como Buiza lo hicieron en su día tal y como lo había hecho, siglos atrás, el propio Pedro Roldán con las cartelas de algunos pasos.
Pero esta no es la cuestión. En este caso se trata de Antonio Sánchez y el imaginero Sebastián Santos Rojas, de quien ya hablé de manera sucinta al referirme al San Juan de la Congregación de la Vera Cruz. 
Sebastián Santos es ya un artista consagrado y envidiado por sus policromías en 1960, cuando recibe un doble encargo de Antonio Sánchez. Por un lado, reformar la imagen de San Juan que la Vera Cruz acababa de adquirirle a la Buena Muerte y por otro hacer unas nuevas manos para la Virgen de los Dolores, a la que también debía repasar el rostro.
De ambos encargos hay constancia en la amplia correspondencia epistolar que cruzaron Angel Muñoz Maldonado y Antonio Sánchez durante casi una década, hasta el punto de que el 27 de noviembre de 1960, Sánchez pasa una minuta a la Congregación jiennense con el siguiente texto: "Manos y repaso cara Virgen, 3.500 (pesetas). San Juan, dejarlo madera (sic) dorado y estofado oro fino. Quitarle madera, 9.500".
La cofradía hizo una contraoferta por la reforma del San Juan, rebajando a 8.000 las pesetas a pagar por un trabajo que Muñoz Maldonado pide que no suponga una pérdida de las características de la talla, para que así "no resulte una imagen distinta". Tampoco quiere la Vera Cruz que se le toque el color del manto o la túnica, pero, eso sí, pide que a la cara y las manos se le dé una tonalidad más clara "pues parece que viene de veraneo". En la misma carta, la Congregación acepta el presupuesto para la realización de las manos de la Virgen, que se exige sean articuladas.
La reforma del San Juan la realizó Sebastián Santos en Sevilla, adonde se remitió la imagen a través de una empresa de transportes. Pero tocar a la Virgen era algo muy distinto, hasta el punto de que la Congregación se niega a que la imagen salga de la ciudad. Para ello exige que Sebastián Santos viaje a Jaén y realice allí la sustitución de las manos y el repaso al rostro de la Virgen, obra documentada del granadino Domingo Sánchez Mesa, en 1948.
De la estancia del afamado Sebastián Santos en Jaén hay constancia de que se hospedó en la pensión Madrid y al menos de que por esa fecha la Congregación le hizo llegar, a través de Antonio Sánchez, un cheque de 3.000 pesetas. 

La imagen de San Juan de la Vera Cruz en la actualidad



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